LIBROS BUSCAN LECTORES
Recomendado a partir de los 9 años.
AUTORES: |
Nesquens Daniel Arguilé Elisa (ilustradora) |
TÍTULO UNIF.: |
Hasta, casi 100 bichos |
EDICIÓN: |
1a ed. Editorial Aique
Grupo Editor,Anaya España 2012 |
PUBLICACIÓN: |
Buenos Aires Argentina |
DESCRIPCIÓN: |
208 p.:il,15x23 cm. |
COLECCIÓN: |
|
DIRECTOR: |
|
ISBN: |
978-987-06-0427-3 |
MATERIA: |
NARRATIVA INFANTIL ARGENTINA .DESCRIPCIÓN DE ANIMALES. |
|
|
TEMA: |
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL. |
En la Edad
Media existían unos libros llamados bestiarios que parece ser, contenían la
descripción de animales reales y fantásticos (no se preocupaban por la diferencia
en aquellos tiempos) y cumplían una función ejemplificadora. Los bestiarios
eran utilizados por la religión cristiana para la instrucción moral y religiosa
del pueblo. Autores consagrados de la literatura universal retomaron al
bestiario y también lo ha hecho la literatura para jóvenes y chicos.
El libro de Daniel Nesquens se apropia del antiguo género en
una versión paródica. Como sus antepasados medievales, estos textos otorgan a
la ilustración un lugar privilegiado (4), multiplicando a través de la imagen el
efecto humorístico de la palabra escrita.
La
definición, la clasificación científica se cruzan con el juego de palabras, las
alusiones absurdas, las comparaciones delirantes. El lenguaje juega, se vuelve
hacia sí mismo. Así, en una de las definiciones nos encontramos con que
"El Oso es un plantígrado y también un palíndromo. Aquí va uno: Ana
lleva al oso la avellana.
Si el oso
fuera zorra, tendría otro: Dábale arroz a la zorra el abad. Pero sólo es
oso".
Daniel
Nesquens nos invita desde la introducción, a una lectura "amena y divertida". Un libro para no pensar,
si nos guiamos por el epígrafe que acompaña a todos los títulos de la
colección: "En verdad hay mucha gente que lee solo para no pensar"
(Georg Christoph Lichtenberg).
Apartarse de
la lógica, jugar con las palabras y con los significados que esas palabras
evocan. Parodiar el lenguaje que describe, define y clasifica para ir mucho más
allá y más acá de las palabras. Subversión del lenguaje y de los "libros
para..."
Objeto de
burla son los significados convencionales y las alegorías, la seriedad del
mensaje, nuestra creencia en esa seriedad. En la definición de la hormiga, por
ejemplo, Nesquens se da el gusto de una breve sátira a la célebre fábula:
"La hormiga Mija era muy lista y muy trabajadora.
También tenía muy buena suerte. Un día se encontró una bolsa de pipas de
girasol. Abierta. Otro día rellenó una quiniela de fútbol regional. 1, X, 1, X,
3, 1, X... Acertó todas las casillas. Fue la única. No sé cuántos millones de
euros. Qué alegría. Qué suerte. Ya no tendría que trabajar más..."
En
"Kiwi" el autor propone una experiencia científica:
"Para
diferenciar un Kiwi ave de un kiwi fruta, basta con meterlos en una jaula. Una
jaula con su comedero de alpiste, su agua y su hoja de lechuga. Si a los tres
días lo que hemos metido en la jaula (todavía incógnita) no se ha movido un
ápice, no ha comido, no ha bebido, y lo más importante, la hoja de lechuga está
intacta, es que lo que está dentro de la jaula es un kiwi fruta. Saquémosla,
pelémosla y a comer."
En el
"León" hallamos la contradicción en la propia enunciación que pone de
manifiesto el lugar común: "Todo el mundo sabe que el rey de la selva es
el león, así que no lo vamos a repetir."
El juego con
las palabras se extiende a la norma ortográfica y de este modo: "Lo
primero que hay que decir de la Oveja es que oveja se escribe sin h y con v. La
hoveja que se escribe con h ya no es una oveja, es otra cosa."
También las
metáforas muertas, los clichés del decir cotidiano forman parte de este juego
ya que "En todas las familias hay una oveja negra..."
Transgrediendo
su objeto, o porque las fronteras no son tan claras, el bestiario de Nesquens
describe otros seres no animales y la "Tierra", el "Nueve"
o el "Western" (entre otros) son definidos en sus respectivos lugares
alfabéticos.
Las
ilustraciones de Elisa Arguilé, "uno de los animales del sexo
femenino que mejor sabe dibujar animales de sexo masculino"(5), desafían cualquier prejuicio acerca de
ilustraciones adecuadas a un libro para chicos (y este no es un libro
"para chicos" exclusivamente). Llama la atención su paleta de colores
bajos, con predominio de marrones que se anticipa en la ilustración de tapa y
continúa a lo largo del libro. La calidad de la impresión permite en algunos
casos, como en el "Ñu", el uso de colores muy oscuros entre los que
apenas destaca la figura del animal. En el "Perezoso", cuya
definición se posterga día tras día, la ilustración juega con el texto causando
entre ambos el efecto humorístico acorde al animal en cuestión.
Si los
textos de Nesquens juegan con la materialidad del lenguaje y la literalidad de
los significados; si los dibujos de Arguilé exploran colores y formas poco
convencionales; la edición de Anaya parte de una concepción del libro como
objeto en su atractivo material. El cuidado en el contenido: textos e
ilustraciones, pero también en el diseño y la construcción del libro como
objeto artístico.