Blog “Proyecto Biblioteca Escolar”

Escuela N° 1-095 " Juan Crisóstomo Lafinur"

Autora: Silvia Agüera



domingo, 10 de mayo de 2015

Adivinanzas sobre el libro y las bibliotecas




Es un sabio gordinflón,
si le preguntan no habla,

sabe todas las respuestas,
tiene todas las palabras.
(El diccionario)

Tengo hojas sin ser árbol,
te hablo sin tener voz,
si me abres no me quejo,
adivina quien soy yo.


(El libro)

Con mis hojas bien unidas,
que no me las lleva el viento,
no doy sombra ni cobijo,
pero enseño y entretengo.







(El libro)



Suelo ir de mano en mano,
hojas tengo y no soy flor,
y aun teniendo muchas letras
no soy de nadie deudor.
(El libro)



Sin ser árbol, tengo hojas,
sin ser bestia, un buen lomo
y mi nombre en cada tomo.
(El libro)


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Puedo guardar
una ballena,
un rascacielos,
un ogro patoso
y miles de sueños.
Una serpiente,
cosas de fuego,
y cientos de hojas.
Y lo hago,
para que no te pierdas.
(La biblioteca)


¿Quién me puede prestar
libros de huevos fritos,
libros de calamares.
libros de cocodrilos,
libros de saltimbanquis?
¿Quién me puede prestar
libros de gallinas chiquitas,
de gatos y ratones,
libros que buscan,
libros  buceadores?
(La biblioteca)




CHISTE SOBRE LIBROS


La profesora le pregunta a Jaimito:
- ¿Qué 5 libros te llevarías a una isla desierta?
- ¡¡¡¿TENGO QUE LEER 5 LIBROS?!!!



CHISTE  SOBRE LIBROS…

Una mujer un día se levanta por la mañana, despierta a su marido y le dice:

- Cariño, cariño!!!!…. he tenido un sueño maravilloso. He soñado que me regalabas un collar de diamantes y esmeraldas por mi cumpleaños. ¿Tú que crees qué querrá decir?
Y el marido le contesta:




- Pues te tendrás que esperar, lo sabrás el día de tu cumpleaños...


Llega el día del cumpleaños tan deseado por la esposa y el marido llega a casa con un paquete en la mano.

 
 La mujer, emocionada y sin poder esperar a que se lo de, se lo quita de las manos, rasga nerviosa el papel, abre rápidamente la caja y encuentra un libro titulado:
"El significado de los sueños."





CHISTE SOBRE LIBROS
- Ayer leí El Señor de los Anillos en dos horas
- ¿Sólo dos horas?
- Sí, sé que son 5 palabras pero no tengo prisa
CHISTE SOBRE LIBROS
Una mujer le dice a su marido:
-Cariño ¿dónde has dejao el libro de "como pasar de los 100 años”?
Y su marido le responde.
-Lo he guardado en una caja
fuerte en el banco, no vaya a ser que a tu madre le de por leerlo.
 



CHISTE SOBRE LIBROS
La MARI JOSE pregunta a la MANOLA :
- ¿Sabes quién fue Juana de Arco?
Responde MANOLA ...
- Claro que lo sé, fue una drogadicta
- ¿Y tú de dónde sacaste eso?
- Pues del libro..... dice que murió por heroína.

 




La primera imprenta en las Misiones de los guaraníes




Hubo imprentas anteriores en México desde 1533. Por eso se dice que fue la primera imprenta sudamericana. Las autoridades del Virreinato recién se preocuparon por tener una imprenta en 1780, cuando hacía más de 80 años que había sido fabricada la imprenta misionera. La que usaron en Buenos Aires fue la que hicieran los Jesuitas en la Universidad de Córdoba en 1765. El virrey Vértiz echó mano de ella para imprimir los papeles oficiales del Virreinato.
El lugar de origen de la primera imprenta guaraní-misionera es el pueblo de Loreto, según afirma el máximo historiador de las Misiones Jesuíticas, el padre Guillermo Furlong.
Los jesuitas reclamaban ya desde 1632 a España que se enviara un hermano impresor de las provincias jesuíticas de Alemania, Francia o Flandes, ya desde 1632. Pero finalizando el siglo XVII aún no habían logrado este cometido. Por eso, el ingenio y habilidad del padre Juan Bautista Neumann, austríaco nacido en Viena el 7 de enero de 1659, hizo que finalmente se construyera una imprenta con maderas nobles de la región y una aleación de plomo y estaño para fabricar los tipos. El padre Neumann había venido al Río de la Plata en 1690. Además de fundador de la primera imprenta, fue uno de los heroicos exploradores del río Pilcomayo cuando se intentó unir las Misiones de Guaraníes con las de Moxos y Chiquitos. En ese intento falleció en Asunción el 5 de enero de 1705 afectado de disentería.
El padre Neumann fue acompañado en esa tarea por el padre José Serrano, andaluz, nacido en Antequera el 12 de mayo de 1634. En 1652 había ingresado a la Compañía de Jesús y seis años después llegó al Río de la Plata con sólo 24 años. Estudió en el Colegio Máximo o Universidad de Córdoba ordenándose allí de sacerdote en 1662. Fue Superior de la Orden, a cargo de la provincia jesuítica del Paraguay entre 1690 y 1694. Murió a los 79 años en 1713 y está enterrado en Loreto.
Fueron estos curas los fundadores del arte tipográfico en las Misiones. Con esa rudimentaria prensa publicaron los primeros libros argentinos.
La primera obra publicada data de 1700 y fue una traducción del Martirologio Romano hecha por el padre Serrano, un extenso catálogo de los mártires y santos de la Iglesia.
En los Inventarios, realizados en 1767 cuando los jesuitas son expulsados, aparecen ediciones de esta obra en muchos pueblos. Sólo se ha conservado uno, hallado en Concepción el cual carece de portada y mantiene sólo el 40 por ciento de sus páginas originales.
Después del Martirologio los curas se animaron a editar otros libros. Entre 1705 y 1727 se publicaron en las Misiones ocho libros diferentes. Por ejemplo, el “Flos Sanctorum” también traducida al latín y al guaraní por el padre Serrano, al igual que la traducción al guaraní de la “Diferencia entre lo temporal y eterno” del padre Nierember. De los ocho libros, cinco están escritos en guaraní, uno en latín y guaraní y los dos restantes en castellano.
En 1724, en Santa María fue impresa una obra escrita por un cacique de ese pueblo, Nicolás Yapuguay titulada Explicación de el catecismo en lengua guaraní, con dirección del padre Paulo Restivo. Constaba de 402 páginas. En 1727, el mismo Yapuguay editó otra obra hecha en la reducción de San Francisco Javier titulada Sermones y exemplos en lengua guaraní, de 165 páginas. Yapuguay era un músico de Santa María, con un nivel destacado en la comunidad.
Furlong, que conoció la imprenta y estuvo en el equipo que la restauró a mediados de la década de 1940, indica que los tipos son hermosos. Y que es infundado aquello de que se construyeron tipos de madera y, al resquebrajarse algunos de ellos hacían muy difícil la lectura de las impresiones. Los tipos eran de estaño, material que no escaseaba en las Misiones, como lo indican los Inventarios de los Pueblos. Los tipos eran de una amalgama de estaño y plomo, según lo indica Dobrizhoffer que visitó la Imprenta. Sólo el papel era importado de Europa. La tinta se la hacía con una mezcla de varias hierbas, sobresaliendo la yerba mate.
La imprenta tuvo licencia para imprimir, como se requería en la época. Se la dio en Lima el 5 de setiembre de 1703, como consta en el Prólogo de la Diferencia entre lo Temporal y Eterno.

¿Hubo sólo una imprenta?
En los libros publicados aparecen varios lugares. Por ejemplo Impreso en las Doctrinas en 1705, o En el pueblo de Santa María la Mayor. El año de el Señor de 1724 o En el Pueblo de San Javier de 1727.
La hipótesis de Furlong es que hubo sólo una imprenta, que se la trasladaba a los pueblos mencionados donde se imprimieron las obras, pero varios tipógrafos en los diferentes pueblos, donde existían colecciones de caracteres tipográficos.
Por eso, si por imprenta se entiende al conjunto de partes para imprimir: la platina, el cuadro o frasqueta, el árbol o tórculo, con su mesa y bisagras hubo sólo una, ambulante. Ahora, si por imprenta se entiende al taller donde unos oficiales fabrican tipos, los escogen, los alinean, disponen en páginas, en espera de la imprenta ambulante, hubo varias imprentas en las Misiones.
En 1727 dejó de funcionar la imprenta misionera. No hay datos de impresiones posteriores a esa fecha. Y es difícil explicar las razones para ello.
La imprenta desde esa fecha hasta 1784 siempre estuvo en Santa María la Mayor. No fue retirada de allí. Pero lo llamativo es que en ese tiempo, desde 1727 hasta la expulsión varios documentos hablan de que en cada pueblo existen tipógrafos o impresores idóneos.
Algunos historiadores indican que España veía con malos ojos la imprenta, pero Furlong dice que nunca hubo una prohibición de la corte española.
El cree que la imprenta había sido construida para la publicación en guaraní de obras religiosas. Y que desde España se fomentaba el aprendizaje del castellano a los indios y la abolición del idioma nativo. Y que los jesuitas prefirieron seguir publicando pequeños folletos en lengua guaraní que no trascendieran las Misiones. Porque según él la imprenta siguió funcionando y siguieron habiendo maestros impresores en los pueblos misioneros.
En 1890 la imprenta de Santa María la Mayor fue enviada al museo histórico y se propuso su restauración.
En 1942 pasó al Museo del Cabildo donde se la restauró por disposición del historiador Ricardo Levene, con el asesoramiento del propio padre Furlong.








LA HISTORIA DEL LIBRO


Primeros soportes

La piedra fue el soporte más antiguo de escritura que ha llegado hasta nuestros días; pero la madera sería realmente el verdadero soporte del libro. Las palabras biblos y liber tienen, como primera definición, corteza interior de un árbol. En chino el ideograma del libro son las imágenes en tablas de bambú.

Después se encontraron unas tablillas de arcilla utilizadas en Mesopotamia en el iii milenio a. C. El stilus,[2] un instrumento en forma de triángulo, servía para imprimir los caracteres en la arcilla antes de ser cocida. Fue la escritura utilizada por los asirios y por los sumerios, una escritura en forma de cuña, de ahí su nombre: escritura cuneiforme. Las tablillas se cocían después para que quedaran solidificadas.

En Nínive fueron encontradas 22.000 tablillas del siglo vii a. C., era la biblioteca de los reyes de Asiria que disponían de talleres de copistas y lugares idóneos para su conservación. Esto supone que había una organización en torno al libro, un estudio sobre su conservación, clasificación, etc.

En China, en el segundo milenio a. C., los libros se hacían con láminas de bambú unidas con cuerdas,[3] pero posteriormente, la seda fue también utilizada como soporte de la escritura. Se escribía con la ayuda de pinceles. Diferentes soportes fueron utilizados a lo largo de los años: hueso, bronce, cerámica, escamas etc. En la India, por ejemplo, se utilizaban hojas de palma seca. Todos los materiales que permiten conservar y transmitir un texto son, por tanto, adecuados para llegar a convertirse en un libro. En este caso, el cuerpo humano podría considerarse, también, como un libro, por medio del tatuaje. Si se admite que la memoria humana se desarrolla o se transforma con la aparición de la escritura, no es absurdo pensar que esta facultad convierte al hombre en un libro viviente (esta idea fue desarrollada por Ray Bradbury en su novela El hombre ilustrado, y Peter Greenaway en su obra The Pillow Book).

El papiro

Artículo principal: Papiro




Papiro egipcio.

En el Antiguo Egipto, las tablillas de madera o marfil del iv milenio a. C., fueron reemplazadas por los volumina (plural de volumen), rollos de papiro, escritos con tinta, más ligeros y más fáciles de transportar. El más antiguo soporte de papiro que ha llegado a nuestros días, aunque no tiene nada escrito, se descubrió en la tumba de Hemaka, de la Primera Dinastía de Egipto, de alrededor del 3035 a. C.[3]

Los papiros fueron los principales soportes de la escritura en las culturas mediterráneas de la antigüedad, tanto en Egipto, como en Grecia y Roma.

Elaboración y uso del papiro

El papiro consistía en partes del tallo de la planta del mismo nombre, machacadas con martillos y unidas entre sí por medio de golpes, estando las fibras húmedas. Se hacían con más de una capa de fibras, alternando su sentido para darles así mayor resistencia, es decir, se colocaba una horizontal y otra vertical. Esto lo diferencia del papel, cuyas fibras son hervidas o cocinadas. Se escribía en ellos con un cálamo (tallo de una caña cortado oblicuamente) o utilizando plumas de aves. La escritura de los escribas egipcios se denomina «hierática» o escritura «sacerdotal» que, a diferencia de la escritura jeroglífica, dispone de signos más simplificados, más adaptados a la escritura manuscrita (los jeroglíficos solían grabarse en madera o muros de piedra).

Precedente del libro: el rollo de papiro o volumen

Los rollos de papiro, resultado del encolado de varias hojas, se envolvían en un cilindro de madera, enrollándolos. Algunos sobrepasan los cuarenta metros (crónica del reinado de Ramsés III). Se desenrollaban horizontalmente; el texto está escrito por una sola cara y dispuesto en columnas. El título se indica por medio de una etiqueta atada al cilindro. Los rollos en papiro que se conocen provienen de tumbas en las que se depositaban, con plegarias y textos sagrados, como el Libro de los muertos, datados de principios del ii milenio a. C.

Estos ejemplares muestran que el desarrollo del libro, bajo su aspecto material y en su apariencia exterior procede de un contenido estructurado por los valores religiosos (relatos mitológicos y creencia en el más allá), simbólicos (textos mágicos), políticos (textos de carácter histórico), económicos (listados de impuestos, donaciones y ofrendas), didácticos (enseñanzas), éticos (máximas y textos sapienciales), o literarios (poemas y cuentos). La influencia particular dada a la escritura esta motivada por la búsqueda de medios para conservar y transmitir los valores culturales.

El pergamino

Artículo principal: Pergamino

Progresivamente el pergamino fue sustituyendo al papiro. La leyenda atribuye su invención a Eumenes III, rey de Pérgamo, de donde procedería el nombre de pergamineum que derivó en pergamino. Su producción empezó hacia el siglo iii a. C. Conseguido a partir de la piel de los animales (cordero, vaca, asno, antílope, etc.) podía conservarse, por más tiempo, en mejores condiciones; más sólido, permitía, asimismo, el borrado del texto. Era un soporte muy caro dada la materia empleada así como el tiempo de su preparación.

Grecia y Roma

Los cilindros de papiro se llaman volumen en latín, palabra que significa movimiento circular, enrollamiento, espiral, torbellino, revolución, en fin, rollo de hojas escritas, manuscrito enrollado, libro. Los romanos utilizaban también tablas de madera untadas con cera en las que se podía imprimir y borrar los signos con la ayuda de un estilete (que tenía una extremidad acabada en punta y la otra redondeada). Estas tablas podían estar unidas de manera similar a las de los códices. Servían, por ejemplo, para enseñar a escribir a los niños (según los métodos descritos por Quintiliano en sus Instituciones Oratorias).

Descripción

El volumen es enrollado alrededor de unos cilindros de madera. No permite más que un uso secuencial: se está obligado a leer el texto siguiendo el orden en el que ha sido escrito, es difícil poner una referencia para acceder, directamente, a una parte determinada del texto. Los únicos volúmenes que en la actualidad se siguen utilizando son los del Torá, en las sinagogas.

Difusión y conservación del libro en Grecia

No se tienen muchas referencias acerca de los libros concernientes a la Grecia clásica. Algunos vasos del siglo v a. C. y del siglo vi a. C. representan unos volumina. No existía, sin duda, el comercio con el libro, pero existían algunos lugares dedicados a la venta de los mismos. La difusión, la conservación y la reflexión sobre la catalogación del libro y la crítica literaria se desarrollaron durante la época helenística con la creación de grandes bibliotecas, que respondían al deseo enciclopédico que se puede encontrar, por ejemplo, en el afán de Aristóteles y que respondían también, sin duda, a razones de prestigio político:


Las bibliotecas tenían sus propios talleres de copistas y la organización general de los libros aseguraba los trabajos siguientes:

  • Conservación de un ejemplar de cada libro
  • Traducción (Biblia de los Septantes, por ejemplo)
  • Crítica literaria para catalogar los textos de referencia para su copia, como por ejemplo la Ilíada y la Odisea
  • Constitución de catálogos de libros
  • La propia copia que permitía la difusión de los libros.

El desarrollo de la edición en Roma

La edición de un libro se desarrolló en Roma en el siglo i a. C., con la literatura latina influenciada por el helenismo. Esta difusión concierne, especialmente, al círculo literario. Ático fue, por ejemplo, el editor de Cicerón. Pero el comercio del libro fue extendiéndose progresivamente por todo el Imperio romano. El libro se difundió, por tanto, gracias a la extensión del Imperio que implicó la imposición de la lengua latina en la mayoría de los pueblos (España, África, etc.)

Las bibliotecas eran privadas o bien eran creadas por algunos particulares. Julio César quiso crear una biblioteca en Roma. Una biblioteca era, ya por entonces, un instrumento de prestigio político.

En el año 377 existían en Roma 28 bibliotecas, así como existían muchas pequeñas bibliotecas en otras ciudades. Pese a esta gran difusión del libro no se tiene una idea exacta de la actividad literaria de la época, dado que millares de libros se perdieron.

Edad Media

Finalizando la Edad Antigua entre los siglos ii y iii, y ya en la Edad Media, el códice sustituyó al volumen. El libro ya no era un rollo continuo, sino un conjunto de hojas cosidas, con lo que el libro o códice adquirió el aspecto rectangular, útil para tomar notas o escribir mientras se leía. El formato de los códices fue mejorando con la separación que conocemos hoy. Desde ese momento fue posible acceder directamente a un punto preciso del texto. El códice resultaba más manejable, podía ponerse sobre una mesa, facilitando de esta forma que el lector pudiera tener la visión de las palabras, las mayúsculas y la puntuación, lo que permitía una lectura silenciosa; posteriormente se añadieron las tablas de las materias y los índices, que facilitaron el acceso directo a la información requerida. Fue éste un formato tan eficaz que todavía se utiliza hoy, después de más de 1.500 años de su aparición.

El papel reemplazó, progresivamente, al pergamino. Una materia más barata que permitió una difusión más amplia del libro.


 

El código Manesse, un libro de la Edad Media.

El libro en los monasterios


En el 304 innumerables libros cristianos fueron destruidos por orden de Diocleciano. Durante los períodos convulsos de las invasiones, los monasterios pudieron conservar, para Occidente, textos religiosos y algunas obras de la antigüedad. Asimismo, Bizancio dispuso de importantes centros de copia.

El papel que jugaron los monasterios en la conservación de los libros es bastante ambiguo:

  • la lectura era una actividad importante en la vida religiosa, su tiempo se dividía en plegarias, trabajo intelectual y trabajo manual (en la orden de los benedictinos), por ejemplo. Era necesario hacer copias de determinadas obras. Había, pues, unas scriptoria (plural de scriptorium) en muchos monasterios en los que se copiaban y decoraban los manuscritos que se guardaban en armarios.

El siguiente párrafo necesita de fuentes confirmatorias.

  • pero, contrariamente a lo que se cree, la conservación de los libros no tenía siempre, como finalidad, la preservación de la antigua cultura, sino la de entender los textos religiosos con la ayuda de la antigua sabiduría[cita requerida]. Algunas obras no fueron copiadas porque los monjes consideraron que eran muy peligrosas.[cita requerida] Por otra parte, y por necesidades de uso, los monjes reutilizaban raspando los viejos manuscritos, destruyendo así obras muy antiguas.[cita requerida] La transmisión del conocimiento estaba centrada, sobre todo, en los textos sagrados.[cita requerida]

Copia y conservación de los libros

Pese a esta ambigüedad, hay que reconocer que los monasterios, tanto en Occidente como en el Imperio Oriental fueron los custodios de muchas obras profanas de las bibliotecas creadas por Cassiodoro (Vivarium, en Calabria, hacia 550), o por Constantino en Constantinopla. Había, por tanto, muchas bibliotecas, pero la supervivencia de los libros dependía, a menudo, de las luchas políticas e ideológicas, que conllevaban, con frecuencia, las destrucciones masivas o los daños incalculables de las ediciones (dispersión de los libros, por ejemplo) durante las disputas iconoclastas ocurridas entre 730 y 840.

Transformación de la edición del libro en el siglo XII

La transformación de las ciudades en Europa cambió, asimismo, las condiciones de la producción de los libros que ampliaron su difusión, poniendo fin al periodo monástico del libro. Estos cambios vinieron acompañados por la renovación intelectual de la época. En torno a las primeras universidades se desarrollaron las nuevas estructuras de producción: los manuscritos de consulta servían tanto para los estudiantes como para los profesores que enseñaban teología o artes liberales. El desarrollo del comercio y de la burguesía suponían, de igual modo, una demanda de textos especializados, o no (derecho, historia, novelas, etc.); y es en esta época cuando empiezan a desarrollarse los escritos en lengua vulgar (poesía cortesana, novelas románticas, etc.) El cometido del editor era, en consecuencia, cada vez más importante.

Se crearon entonces varias bibliotecas reales: como la de San Luis o la de Carlos V. También se coleccionaban libros en las bibliotecas privadas que adquirieron gran auge en los siglos xiv y xv.

Es precisamente en el siglo xiv cuando se difunde por Europa la utilización del papel. Este soporte, menos caro que el pergamino, procedía de China y llegó a Europa por intermedio de la cultura árabe (siglos xi y xii en España). Se utilizó, sobre todo, para las ediciones económicas, mientras que el pergamino servía para las ediciones de lujo.

El libro enOriente

El libro (de hueso, escamas, madera o seda) ya existía en China desde el ii milenio a. C.. Se conoce El libro de seda con temas astronómicos escrito para el 400 AC. El papel fue inventado hacia el siglo i. El descubrimiento del empleo de la morera se atribuye a Ts’ai Louen, pero es posible que su utilización fuera más antigua. Se reproducían los textos con la ayuda de unos sellos grabados en relieve. En el siglo xi, un herrero, Pi Cheng, inventó los caracteres móviles, pero esta técnica no se empleó mucho quizá porque, a causa de la tinta empleada, los grabados no tenían muy buena calidad. Los Uigur, pueblo del Turquestán utilizaban, también, esta técnica.

Descripción

Se conocen muchos y diferentes formatos de libros en China: los libros en rollo, grabados en madera, los libros giratorios, encolado de hojas en serie, y los libros mariposa.

Cultura islámica

En el siglo viii los árabes aprendieron a fabricar el papel tal y como lo hacían los chinos y lo dieron a conocer en Europa. Los musulmanes crearon unas impresionantes bibliotecas, dignas de su gran cultura. Son ellos, precisamente, los que transmitieron una parte importante de las obras griegas a Europa. Sirve como ejemplo el redescubrimiento de las obras de Aristóteles comentadas por el filósofo persa Avicena, descubrimiento que dio lugar a enconadas disputas entre Tomás de Aquino y Siger de Brabant.

Época Moderna



Página de la Biblia de Gutenberg.

 





Lo que la pólvora ha hecho por la guerra, la imprenta lo ha hecho por la mente


La elaboración de las técnicas de impresión por parte de Gutenberg hacia 1440 dio paso a la entrada del libro en la era industrial. El libro ya no era un objeto único, escrito o reproducido de acuerdo con la demanda. La edición de un libro requiere de toda una empresa, capital para su realización, y un mercado para su difusión. Por consiguiente, el coste de cada ejemplar baja considerablemente lo que, a su vez, aumenta notablemente su expansión.

El libro en forma de códice e impreso en papel, tal y como lo conocemos actualmente, aparece, por tanto, a finales del siglo xv. A los libros impresos antes del 1 de enero de 1501 se les llama incunables.